Tengo en mente una serie de temas para compartir con ustedes, que la verdad no sé con cual comenzar. Hace unos días, intercambié un par de libros e inicié la lectura de uno de ellos: El país bajo mi piel de Gioconda Belli. Excelente, sensacional. La recomendación estuvo genial.
No lo voy a reproducir, ni contar aquí. Sin embargo, quiero rescatar algunas cosas que me han llamado la atención (todavía no lo he terminado): nuestra historia depende de quién y cómo se cuente. Una vida bien contada puede hacerla parecer como una excelente película, o hacerla tan aburrida como un discurso de Miguel Insulza.
He leído biografías de personajes que me han dejado impresionado por la riqueza de vivencias y otras, por la pobreza de experiencias. No vamos entrar en polémicas pero, saber expresarse es algo fundamental para nuestro bienestar.
Digamos que depende del lente que usemos, podemos ver las cosas de distintas maneras. Aquí es donde quiero tocar el punto. Si nuestro lente o filtro es de pesimismo, con toda seguridad las cosas saldrán oscuras, grises o borrosas. Si al contrario, utilizamos el lente del optimismo, nos podemos imaginar una situación mejor de la que realmente tenemos.
Puedo afirmar que, un simple saludo, apretón de manos, o un abrazo nos puede ayudar a mejorar hasta de salud. Todos necesitamos una muestra de afecto. Quizás tenga más efectividad que algunas medicinas. No menciono esto por qué me sobre o me falte, no, sino porqué es bueno. Ya se imagina usted si hacemos una corriente de abrazos? A cada persona que usted vea, dele un abrazo! y así por delante, algo como las corrientes de correo electrónico, sólo que de VERDAD!
Entonces, si le da un abrazo a 1 persona, será feliz por el resto del día. Si le da a 5 personas será feliz toda la semana. A 10 personas, es usted muy popular, felicitaciones!!!!
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