27 julio 2009

El Capitolio - Ensayo


Siguiendo con la linea de relatos sobre mis áreas de interés, descubrí un artículo que elaboré en diciembre de 2008, cuando visité el edificio del Capitolio en mi reciente viaje a la capital norte-americana. Fue de especial importancia por varios motivos: en primer lugar, porque se trata de del segundo edificio más importante de los EUA, después de la Casa Blanca, y en segundo lugar, por la inauguración de su Centro de Visitantes.

Después de realizar una corta investigación, les presento a ustedes algunos aspectos muy interesantes de este edificio, que sirvió de escenario para la toma de posesión del Presidente Barack Obama en enero de 2009.

La fachada oriental, frente a la Suprema Corte de Justicia, fue demolida para dar paso al nuevo Centro de Visitantes del Capitolio. Se ha convertido en algo totalmente nuevo, con una falsa pomposidad y conectado por un impresionante paseo subterráneo que lleva a la Biblioteca del Congreso. Combinar la naturaleza histórica con la belleza estética es una mezcla explosiva , que para la mayoría de críticos es "un absurdo y una flagrante desfiguración de uno de los más importantes iconos del país".

Los ataques del 11 de septiembre de 2001, dieron lugar a importantes revisiones del diseño arquitectónico, al igual que las nuevas demandas del Congreso para espacios adicionales, como un teatro y estudios multimedia para medios de comunicación. El presupuesto de construcción inicial era de $ 265 millones en 2000 y pasó a ser $ 621 millones cuando finalizó en 2008.

En un infructuoso esfuerzo de limitar el impacto visual del nuevo espacio, que se realiza en el subsuelo, se han colocado ascensores en ambos lados de la plaza, como torres de guardia. El paisajismo - de 1874, una obra maestra de Frederick Law Olmsted - se pierde en medio del desorden visual.

Parece que a Washington no le parece la idea de edificios subterráneos. La necesidad de acceso y salida, ascensores y claraboyas, significa un grado de intrusión de los edificios en el paisaje. Se crea una cacofonía de sugerencias históricas. Me recuerda el efecto Versailles de I. M. Pei.

El Centro de Visitantes, diseñado por los arquitectos RTKL, una gran empresa internacional de diseño que tiene, entre otras cosas, diseño de centros comerciales, refleja claramente dos impulsos políticos de la década pasada: el miedo del terrorismo y el crecimiento del gobierno.

Aunque se hizo un esfuerzo para adaptarse a los materiales del antiguo Capitolio, incluido el oxidado color de piedra arenisca de la rotonda, la estética resultante tiene una esterilidad que la gente espera de los hospitales y aeropuertos.

Los defensores de esta reforma, la novena efectuada al edificio original y la más grande en la historia desde su construcción, pueden señalar el hecho de que el Capitolio ha sido siempre un trabajo en progreso. El edificio original se terminó en 1866.

El entusiasmo popular para el Centro de Visitantes del Capitolio disipó los largos años de discusión acerca de su costo y las demoras en la entrega de la obra. Los cambios en el Capitolio siempre han sido controversiales. Por ejemplo, la cúpula, característica icónica, fue considerada como demasiado dominante cuando fue diseñada a mediados del siglo 19. Ahora representa un símbolo del gobierno.

Fue una suerte poder estar en la ciudad el mismo día de su inauguración. Consideraciones estéticas aparte, no me puedo quejar de las facilidades de acceso para deficientes. Hay elevadores por doquier, rampas y locales especiales para nosotros. Una atención realmente especial, para gente especial.

No podían faltar las cafeterías, amplios baños y las tiendas repletas de souvenirs de todo tipo y de todo precio. Finalizamos el día, pasando el túnel bajo la Avenida Pennsylvania, hacia la Biblioteca del Congreso, donde en su sala principal filmaron National Treasure, con Nicolage Cages, pero esto será tema de otro relato.

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