30 noviembre 2011

C'est la vie


Centro de visitantes de Trujillo, Honduras
Papel verge, 11 x 18", lapiz de color


Hoy me puse a pensar en las vueltas que da la vida. Aprovechando las elucubraciones sobre mi cumpleaños. A veces ésta nos quita las cosas sin querer, inmediatamente pensamos que es injusta y nos olvidamos que sin la ayuda de ella, no seríamos lo que somos. La mía está tapizada de momentos felices.

Me recuerdo que había una frase que oía en el radio, cuando iba a trabajar, “nada es para siempre” y quedaba haciendo eco en mi mente. Todo, inexorablemente, tiene su fin: desde la felicidad absoluta hasta lo más molesto y doloroso.

Reflexionando sobre la vida, me di cuenta que no sólo crecí un año más, que aumenté unos centímetros más de abdomen también, sino que veo una realidad donde la amistad juega un papel crucial en el sentido que le doy a ella. Lo más interesante es que el sentido a la vida lo estoy sintiendo a través de un vendaval emocional.

Vivir el presente sigue siendo la fórmula para enfrentar el día a día. Disfrutar cada momento de felicidad. No sabemos cuánto dura, ni cuanto es dura la vida. Con tres años de EM, siento que me he tornado más sensible, no puedo ver una película agua con azúcar porque se me baja la insulina. La vida, cuando no es fácil, los gestos de los amigos, los verdaderos amigos, se vuelven como un antídoto contra los nubarrones que amenazan nuestro horizonte. A ellos, gracias.

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