Centro de visitantes de Trujillo, Honduras Papel verge, 11 x 18", lapiz de color |
Hoy me puse a pensar en las vueltas
que da la vida. Aprovechando las elucubraciones sobre mi cumpleaños. A veces
ésta nos quita las cosas sin querer, inmediatamente pensamos que es injusta y nos
olvidamos que sin la ayuda de ella, no seríamos lo que somos. La mía está
tapizada de momentos felices.
Me recuerdo que había una frase que
oía en el radio, cuando iba a trabajar, “nada es para siempre” y quedaba
haciendo eco en mi mente. Todo, inexorablemente, tiene su fin: desde la
felicidad absoluta hasta lo más molesto y doloroso.
Reflexionando sobre la vida, me
di cuenta que no sólo crecí un año más, que aumenté unos centímetros más de abdomen también, sino que veo una
realidad donde la amistad juega un papel crucial en el sentido que le doy a
ella. Lo más interesante es que el sentido a la vida lo estoy sintiendo a través
de un vendaval emocional.
Vivir el presente sigue siendo la
fórmula para enfrentar el día a día. Disfrutar cada momento de felicidad. No
sabemos cuánto dura, ni cuanto es dura la vida. Con tres años de EM, siento que
me he tornado más sensible, no puedo ver una película agua con azúcar porque se
me baja la insulina. La vida, cuando no es fácil, los gestos de los amigos, los
verdaderos amigos, se vuelven como un antídoto contra los nubarrones que
amenazan nuestro horizonte. A ellos, gracias.
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