Mi cuerpo no
va al mismo tiempo que mi cabeza. Ya son más de diez años diagnosticado con EM
y no me puedo acostumbrar a cargarla. Decir que es fácil o que es difícil llevarla,
es imposible. Todos los días me suceden cosas distintas, siento cosas
diferentes. Una cosa es cierta, no es sencillo lidiar con ella.
Muchas cosas
he tenido que aceptar, otras no. Me declaro culpable de necesitar ayuda. Es
increíble como, por más que quiera, no se puede ser autónomo. La ciudad que
vivo, o que sobrevivo, es discapacitada. No hay condiciones favorables para
quien usa silla de ruedas. Son raros los lugares que tienen accesibilidad, y si
tienen, la gente no respeta los espacios reservados para quien necesita ayuda
para moverse.
Por otro lado, el horizonte
no es sombrío. La verdad uso mi tiempo en ver los aspectos positivos de las
cosas. Cuando veo para atrás, revisó mis fotos, mis recuerdos y mis memorias, solo
veo cosas buenas. Las cosas malas por arte de magia se han borrado. Quiero
continuar así. Lo importante es mi intención de hacer las cosas correctas.
No puedo evitar
que la gente se incomode conmigo, es como algo universal, un don. Intento ser monedita de oro,
pero es inviable. No importa, quiero continuar siendo como soy, aprovechando
que por primera vez tengo algo múltiple.
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