Vino un día y no salió de mi vida.
Me
abrazó y le tomé mucho cariño.
Le cuento mil historias, charlamos durante
horas y nos despedimos, siempre pensando en el siguiente encuentro.
No puedo
imaginarme sin ella.
Su visita me alegra, no lo puedo negar,
aunque me gustaría ver que se siente no volverla a encontrar, pero estoy
viciado.
Su presencia me hace falta a veces.
Ella siempre es la misma, honesta, sabia y
lista.
Al fin te veo, te mande un correo, y no se si lo recibiste, que te parecio
ResponderEliminarANIMO