Si hay algo que me gusta, son los postres. Pero no fue siempre así, antes prefería la comida fuerte, sin embargo, desde algún tiempo para acá, no puedo comer sin un final feliz.
Tengo varias sobremesas que me gustan. Como poco para poder trazar el dulce completamente. Puedo mencionar el tiramizú, selva negra, fresas con chocolate, tres leches, rosquia en miel y el pie de limón.
Este último tiene un componente especial, de repente por el recuerdo del árbol de limones de mi casa donde pase la infancia. Era solo ir al patio para hacer una limonada o un frapé de limón. Se puede comer con azúcar o con sal, el limón es versátil.
Será que nosotros podemos tener esa misma versatilidad? Creo que sí. Creo del verbo acreditar no de posibilidad. Hay un dicho popular que dice: si la vida te da limones, haz limonada! Pues bien, quiero hacer limonada, pie de limón, frapé y todo lo que pueda. Realmente, no puedo decir que estoy contento de tener EM, la acepto como una condición física, pero, por increíble que parezca no me siento afectado psicológicamente.
No quiero alardear de un estado de animo falso, sino registrar el historial y evolución de la EM. Es mucho más voluble nuestro estado de animo que la condición física. Desde febrero de 2009, no ha cambiado en nada mi parestesia ni la escala de discapacidad, marcadamente en la pierna izquierda. Entretanto, mi astral ha dado mas vueltas que montaña rusa.
Por alguna razón cósmica, he tenido la dicha de mantener una actitud positiva constante. Inevitablemente, me comparo con otras personas en la misma condición y noto una diferencia muy clara en lo que a iniciativa se refiere. Esta enfermedad la siento como invisible, sólo la noto yo y quienes me rodean. Las demás personas me preguntan: porqué uso estacionamiento para discapacitados, porqué prefiero el elevador a las gradas, porqué camino despacio, en fin, hasta si el bastón es por pinta! Ojalá.
Mientras me autoevalúe y los resultados me agraden seguiré compartiendo los buenos momentos. Sino, quién quiere pie de limón?
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